Des de 1980/81 treballant per la Cultura en general, la Valenciana i especialment la de Paterna.



sábado, 18 de mayo de 2024

Excursión a Rubielos de Mora y Mora de Rubielos.

La excursión programada para el mes de mayo, el mes de la luz y el azahar, de las "Creus de maig" el de la Mare de Déu dels Desamparats, merecía que fuera a pueblos con historia y encanto, lugares que hayan logrado convertir en arte, embrujo y belleza su primitivo legado de piedra y barro.

Nuestra felicitación al equipo directivo del Ateneo, pues los pueblos turolenses elegidos de Mora de Rubielos y Rubielos de Mora cumplen con esas características.  Municipios que a lo largo del tiempo han logrado llevar hasta la era de la Inteligencia Artificial su primitivo trazado medieval.

Con los abrazos propios de amigos que se encuentran de nuevo, y con el beneplácito de la Torre Mora, salimos desde la puerta del Ayuntamiento, en el instante que en el reloj del Calvari sonaban nueve repiques. Salimos dispuestos a disfrutar de una velada que pudiera trasformar en gozo e ilusiones las preocupaciones, las impaciencias y los años.

Mateo dejó trascurrir el silencio necesario para que pudiéramos calmar la ansiedad de los más cercanos y anunciarles que estábamos en ruta y sin novedad. Conforme avanzábamos al destino, los campos de naranjos cedieron su protagonismo a las tierras de secano, tierras de almendros y carrasca, cultivos que son muy apreciados, y no tanto por sus frutos, sino porque sus raíces propician el nacimiento de la trufa, “el diamante de la cocina”.

Durante el trayecto comentó Mateo que Aragón y Valencia históricamente han estado siempre dependientes entre sí  y que   el Reino de Valencia formó parte de la Corona de Aragón desde 1238 hasta 1707. 'Nos, don Jaime, por la gracia de Dios Rey de Aragón y de Mallorca y de Valencia, Conde de Barcelona y de Urgel y Señor de Montpellier”. A lo largo del siglo XIII, el Reino de Valencia experimentó un proceso de repoblación, en el que catalanes y aragoneses se establecieron, contribuyendo a su desarrollo económico y cultural. En lo económico Aragón surtía a Valencia con  los productos  relacionados con la ganadería, y Valencia con los derivados de la huerta y la sal. El rio Mijares desde su nacimiento en la provincia de Teruel, hasta su desembocadura en la provincia de Castellón, fue la ruta que siguieron unos y otros para el desarrollo del comercio.

La llegada a Mora de Rubielos interrumpió el interesante relato de Mateo sobre la historia de los pueblos y gentes que formaron nuestros orígenes, pero al mismo tiempo sentimos deseos de comprobar lo que nos había asegurado: la excelencia de los embutidos y los vinos de la Villa turolense. Le dimos la razón tras degustar el sabor del  jamón,  el crujiente de los torreznos, el  buqué de sus caldos, y  lo mejor, un precio con tendencia a la baja como reclamo  turístico.  Nos advirtieron que por falta de personal debíamos poner a prueba la virtud de la paciencia porque entre sus escasos 1579 habitantes, faltaban especialistas en   hostelería.

Sin prisas y con las fuerzas y ánimos reforzados, nos dirigimos a visitar la “Joya de la Corona de la Villa:  el “Castillo - Palacio de los Fernández de Heredia”. Una mole de piedra del siglo  XIV, de origen musulmán y de estilo gótico mediterráneo.

Está considerado como Bien de Interés Cultural y declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional en junio de 1931. El actual castillo es construido por orden de don Juan Fernández de Heredia en 1370, convirtiéndose en el centro de su señorío. Lo habitaron  hasta el 1.614, momento que lo cedieron a los monjes franciscanos, hasta la exclaustración de Mendizábal (1.835). 

Aunque sus torreones, saeteras, troneras, parecen revelar una arquitectura de defensa militar, la realidad es que en un principio se pensó como residencia señorial y palaciega. Su parecido con las residencias de los Papas de Aviñón, se debe a las buenas relaciones entre D. Juan y la corte papal de Francia.  Comentaba el guía que, en la actualidad, se le quiere reavivar para presentar diversas exposiciones y en verano para ser la sede del Festival “Puerta al Mediterráneo”.

Tanto el castillo como la colegiata de Santa María fueron las manifestaciones del poder del señorío de los Heredia durante la Baja Edad Media. El templo ha sufrido numerosas reformas a lo largo de los siglos, en especial tras un incendio, pero a pesar de los reveses, alcanzó el  rango de colegiata en 1454 por la influencia y poderío de la familia. A partir del siglo XVIII se inicia el declive de la colegiata por la disminución de rentas y por los conflictos con el Concejo de la villa. Fueron motivos  que hicieron perder el rango de colegiata en 1851. La Guerra Civil española ocasionó numerosos daños a la iglesia, pero recuperó su esplendor inicial tras su restauración entre los años 1940 y 1950.


Nuestro prudente y experto conductor, Juan Carlos, nos trasladó al restaurante de la “Masía del Cura” para almorzar. Nos sirvieron un magnífico menú de cocina casera, compuesto por incontables y copiosos aperitivos, un plato principal de carne o pescado y una generosa ración de tarta de Santiago como postre. El servicio muy profesional, sin límites en la bebida y complaciendo las solicitudes de los más exigentes. Tomamos nota pues son condiciones que invitan a repetir experiencia. 

Tras una reposada sobremesa, nos dirigimos a Rubielos de Mora, encrucijada geográfica, cultural y económica, calificada como « El Pórtico de Aragón». 

Por su Conjunto Histórico Artístico, fue galardonada con el “Premio Europa Nostra” en 1983 y por conservar su singular arquitectura primitiva, se le concedió la distinción de “Pueblo más Bonito de España” en mayo de 2013, así como “Premio de Pueblo del año 2022 en Aragón”

Miguel, el guía local, nos fue descubriendo un sin fin de casas solariegas, pequeños palacios y conventos muy singulares. Comentó que el convento de los Carmelitas Calzados fue, financiado por D. Miguel Navarro, boticario del rey Felipe II y habitado posteriormente por una comunidad de monjes.

Ante su prematuro deterioro, fue comprado por un fabricante de telas, quien construyó en su interior una factoría textil de hilado,  que cerró en 1977. El edificio pasó a ser propiedad de la familia del escultor local José Gonzalvo, y que más tarde vendieron parte de ella a la Diputación Provincial de Teruel.

Las puertas de los numerosos palacetes muestran el trabajo de piedra y forja, así como y el remate original de aleros y de blasones distintivos de las familias. Pudimos contemplar obras de dos artistas nacidos en Rubielos de Mora: José Gonzalvo, escultor de forja y pintor, y Salvador Victoria, pintor contemporáneo. Los dos cuentan con un museo dedicado a sus propias colecciones y obras. 

Nos detuvimos para admirar el edificio donde está instalada la Casa Consistorial de Rubielos, por ser uno de los elementos arquitectónicos renacentistas más emblemáticos de la villa. Está  declarado: “Bien de Interés Cultural “desde 1983.  Se construyó como lonja o mercado en el que se comerciaban productos de la zona (agrícolas, lana y tejidos…). En la parte alta del mismo se encontraba el granero o silo, donde actualmente se ubican las oficinas y despachos municipales. Llamó la atención ver a la entrada una pequeña cárcel, donde exponían para su humillación a los delincuentes. La reja, advirtió Miguel, no es la original, pertenece al Convento de clausura de las Madres Agustinas.

A su entrada se encuentra la escultura de Pedro IV,  obra  del rubielano José Gonzalvo. Fue un rey aragonés famoso por su resistencia frente a las tropas castellanas, quien concedió a Rubielos el título de villa en el año 1366. El titulo conllevaba que sus habitantes no tuvieran que pagar impuestos durante un gran período de tiempo, lo que unido a la seguridad que proporcionaba su muralla, propició la llegada de nobles procedentes de Navarra, Cataluña y País Vasco.

Unos  minutos de reposo  en el bar del “Portal de San Antonio” la que fue entrada principal  a la villa. Portal por la que accedían al pueblo las personas ilustres, nobles y autoridades y aunque nosotros los “atenienses” no ostentamos títulos nobiliarios ni aristocráticos, pudimos despedirnos de Rubielos, pasando por la misma puerta y con el mismo honor de aquellos antepasados ilustres.

Divisando a lo lejos la Torre Mora, los  directivos fueron informando de los actos culturales programados para este mes de mayo. Un mes que, si lo tenemos que definir por lo positivo de la excursión, le aplicaríamos el refrán valenciano "els dies de maig els millors de l'any".

Gracias a cuantos han hecho posible poder disfrutar de una jornada con personas unidas por: “La rica tradició cultural de la vila de Paterna, a on persones de diverses branques del saber han vingut sobreeixint a lo llarc dels sigles, va moure a un grup de paterners a valorar la necessitat d'enaltir tot allò que s'havia realisat. “

Que la próxima excursión reúna los alicientes suficientes para disfrutar de una velada cultural que pueda “trasformar en gozo e ilusiones las preocupaciones, las impaciencias y   los años de los atenienses”.   

Félix Garrido Gil