EXCURSIÓN DEL ATENEO A MOJÁCAR-ALMERÍA
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El mejor remedio
para disipar la agitación política y los calores de un otoño ardiente, era disfrutar del sosiego, la paz y la
mesa que el Ateneo nos ofrecía en su ya tradicional excursión de otoño del "PUENTE 9 d’OCTUBRE”.
No ha hecho falta hacer demasiada
propaganda del viaje para llenar de
inmediato el autobús de 60 plazas, ya que la oferta presentada cumple con los
tres requisitos que reclama un buen
ateniense: “LUGAR AGRADABLE”, (Almería- Mojácar): Una ciudad que forma parte de la red “Los pueblos más
bonitos de España”. “HOTEL Y COCINA SELECTA” a nivel Michelín, y “VISITAS CULTURALES GUIADAS”.
Salimos
de Paterna a la hora programada. Tiempos para bienvenidas y
presentaciones. De Pilar, una guía atenta
y servicial. De Paco un prudente conductor. Tiempo de relajación
entrecortado por la proyección de la película
“Altamira”, una cinta apta para afanosos de cultura pero merecedora de
un aula más apropiada. Alto horario, parada
por obras en carretera, y llegada al señorial y lujoso hotel “Alegría Palacio
de Mojácar”, centro logístico del
viaje. Cena reparadora propia de la
selecta y variada cocina de algunos tenedores, y tiempo para compartir una copa
en los jardines del hotel al son de los
acordes de una virtuosa del piano.
Al amanecer del día 7 nos esperaba a pie del
autocar Marisol, (me llamáis Mari) una guía local con experiencia, que se
presentó con algunos “consejos” que
desentonaron con la formación del grupo y que rectificó en su despedida.
Nos
dirigimos al “Parque Natural de Cabo de Gata”, uno de los pocos ejemplos de
geoparque volcánico del Mediterráneo, rodeado de grandes protecciones porque supone un importante recurso patrimonial y
turístico para la provincia de Almería. En el trayecto hacia el Parque, nos
dijo Mari que los recursos de la provincia proceden de los Invernaderos, del
Turismo, y del mármol blanco de las canteras de Macael. Los
63 km de costa del Parque, acogen unos de los mejores acantilados y fondos marinos del
litoral mediterráneo, motivo para que se
esmeren las medidas de protección medioambiental, enfrentadas por su explotación, con las administraciones
públicas de las que depende (Ayuntamiento de Almería, Ayuntamiento de Níjar,
Ayuntamiento de Carboneras y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de
Andalucía). El faro y el arrecife de las Sirenas son dos
de los iconos más representativos del Parque y propicios para disfrutar de
bonitas panorámicas.
Nos
dirigimos al núcleo urbano de
San José considerado la capital del Parque Natural. Lo
habitan unos 800 vecinos, que no conocen
el “paro” y que viven gracias al turismo al que cada día
añaden nuevos atractivos (Puerto Deportivo) para hacerlo más llamativo. Nos previno Mari de reclamar la tapa cuando
nos sirvan una cerveza o un vaso de vino.
Camino al hotel
nos desviamos hacia las antiguas minas de Rodalquilar donde en la década de 1900
se vivió la fiebre del oro. En el "filón 340" el más importante de
todos, extrajeron
sobre 12.000 toneladas de mineral, 5000
kilos de oro y a partir de 1956 se
procesaban unas 600 toneladas diarias. Su importancia queda reflejada en la
presencia de Franco en las minas por fechas señaladas. A un lado y otro de la carretera vemos el
llamado “mar de plástico”, unas
explotaciones muy rentables de 33.000
hectáreas, que empleando técnicas
científicas avanzadas, consiguen sacar agua en un desierto y que la tierra
produzca tres o cuatro cosechas anuales.
Nos esperaba un
comedor con mesas montadas con detalles
de restaurantes “Estrellas Michelin”. Mostradores de alimentos variados y bien
presentados, capaces de complacer a los
más exquisitos paladares. Cualquier solicitud era respondida con prontitud y
delicadeza por el servicio de comedor. Gracias a los promotores del viaje porque detalles como estos justifican una
excursión. Tras el café
y breves momentos de reposo nos
dirigimos a Cuevas de Almanzora, (el
pueblo de la guía)... Pasamos al Museo de Arte Contemporáneo Antonio Manuel
Campoy donde se exponen unas 400 obras de pintura de autores contemporáneos tan
significativos como Picasso, Solana, Miró, Pedro Bueno. Vimos la Cueva-Museo que alberga una colección de
aperos agrícolas, mobiliario, menaje e instrumentos domésticos.
En el mismo recinto se encuentra el Museo
Sotomayor, en homenaje a D. José María Martínez Álvarez de Sotomayor, escritor español nacido aquí en Cuevas del
Almanzora en septiembre de 1880. Lo configuran cuatro salas que conservan el ambiente de trabajo del poeta, con mobiliario de su propio despacho,
comedor, dormitorio, y biblioteca. Se exponen también más de 200 obras
literarias de los siglos XVIII y XIX, que componía la biblioteca personal de
Sotomayor, y una serie de imágenes, grabados y cuadros del poeta. Vimos la
bonita parroquia de la Encarnación, con feligreses que dispuestos a oír misa, quedaron ensimismados al oír a Mayte cantar el
Ave María de Schubert.
Admiramos en la Plaza de la Constitución la
estatua de bronce del “santo negro” el cueváno
José María Muñoz, el “héroe de la Caridad “, un hombre dotado de una
bondad y un altruismo heroico. Llegó a
fundar, sin disponer de fortuna, una
maternidad, un hospital y dos escuelas, otorgando becas para carreras y oficios
a los niños necesitados.
Tras un relajado paseo regresamos al hotel,
donde nos esperaba una cena frugal, trastornada por los tentadores postres. Los
números de magia de un genial artista, el olor a galán de noche del jardín y el cielo cubierto de estrellas, invitaban a prolongar la tertulia, de no ser por el recordatorio de la hora temprana
del despertar del día siguiente.
El
domingo 8 lo dedicamos a visitar Almería, nos recordó Mari, es una capital que
cuenta con una diócesis, 8 partidos judiciales y 103
municipios. Fue fundada en el siglo X por el califa
Abderramán III como atalaya defensiva de la ciudad junto al castillo-fortaleza
de la Alcazaba.
La población en el año 2016 era de 704.297
habitantes en total y su densidad es de 80,27 hab./km²,
cifra sensiblemente inferior a la media española. El autobús nos dejó en la céntrica “plaza
de los Peces” y desde allí nos dirigimos
a visitar la Alcazaba, una ciudadela con
torres de defensa, calles, casas y mezquita protegidas por una muralla de más de tres metros de anchura y cinco de
altura. Está declarada Bien de Interés Cultural, junto al Cerro de San Cristóbal.
Desafiando
la pronunciada pendiente, bajamos hacia la Catedral. Nos explicó la guía que es
una construcción única en España por su naturaleza
de fortaleza erigida en el siglo XVI, razón por la que vemos en su estructura,
almenas, torreones, contrafuertes, y una
cubierta plana sobre la que pudieran montarse cañones. Debido
a las crisis económicas se termina de construir dos siglos más tarde. Esa
demora hace que presente una arquitectura de transición entre el gótico tardío
y el renacimiento, con rasgos barrocos y neoclásicos. Su peculiaridad reside en ser un edificio que además de cumplir con el culto a la Virgen (se la conoce como catedral de la Encarnación), sirvió de defensa contra los ataques de piratas y moriscos
sublevados. Además de considerarse un Bien de Interés Cultural, fue declarada
Monumento histórico-artístico en Junio de 1931. No pudimos admirar con detalle
su grandiosidad porque en esos momentos daba comienzo la misa dominical, oficiada por el Obispo, y no está permitido el movimiento de turistas en horas de culto.
Tras
encomendarnos a su patrona la Virgen del Rosario, nos dirigimos al hotel para
reponer fuerzas y aliviar el calor sofocante que nos persiguió durante todo el
viaje. Por la tarde visitamos Garrucha, pueblo de elegantes construcciones al mar, realzadas por su paseo marítimo a lo
largo del Malecón. Vimos
un activo
puerto pesquero, deportivo y comercial desde donde embarcan el yeso de Sorbas,
segundo productor del mundo después de Méjico. Cercana estaba Mojácar, una antigua necrópolis árabe, por encontrarse restos orientados hacia La
Meca. Cuenta con una población de 6490
habitantes distribuidos en una superficie de 72 km², lo cual da una densidad de
población de 90,14 hab/km². Coincidió
nuestra visita con la celebración del día de su Patrona la Virgen del Rosario. Vimos
las calles acotadas por la celebración de la fiesta del “Pañuelo a Caballo”. Una
conjunción del dominio del caballo con el rito de entregar a las chicas
casaderas los pañuelos engarzados en las
cuerdas. En la plaza de la Iglesia está expuesta la “Estatua de la Mojaquera” realizada en mármol
blanco. Subimos a la Plaza del Parterre,
otro de los lugares con historia, con balcones ideales para disfrutar de buenas
panorámicas.
Las
cuestas y el bullicio del día, hicieron anhelar las comodidades del hotel y disfrutar de momentos de paz y relax que
nos proporcionaba una buena mesa y una
relajada velada.
Con
los preparativos de recoger las maletas,
el paseo matinal por las playas cercanas y las tertulias formadas alrededor de
un buen aperitivo en los jardines del
hotel, se pasó la mañana del lunes 9.
Después
de comer tomamos rumbo a Valencia y con
el ánimo de aligerar los 380 kilómetros que nos separaban, Maite cantó unas
“albaes” recordando que era el dia de la Comunidad Valenciana, Sant Donís
patrón de los enamorados; vimos una graciosa película (Carmina o revienta)
oímos música romántica, e hicimos el
alto horario reglamentario.
Aurelio con su verbo fácil y la elegancia que
le caracteriza, tuvo palabras de agradecimiento a cuantos han hecho posible que
el viaje se convirtiera en una reunión familiar donde la fiesta, la gastronomía
y la cultura se conjuntaran para sentirnos felices durante estos días. Divisando
a lo lejos la negra y moruna Torre, Mayte entonó el himno a Paterna, sintiendo
que el corazón se alteraba cuando juntos
cantamos el ¡Vixca
per sempre vixca, el poble del meu cor!.
No faltaremos a la próxima.