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la Manga, Cartagena, Elche, Santa Pola y la isla de Tabarca fue el itinerario elegido
por votación de los socios en la última excursión. Nos citamos los 47
ateneístas en las cercanías del
ayuntamiento, y con ilusión de colegiales que estrenaban un nuevo autobús,
salimos hacia la Manga.
Aureli nos dio la bienvenida, al tiempo que presentaba
a Manrique, el guía de la Empresa y al
otro Aurelio, un prudente y seguro conductor. Unos relajantes boleros nos
amenizaron la llegada a La Manga donde nos esperaba el hotel “Entre Mares” un
lujoso “cuatro estrellas” digno de la categoría de los visitantes. Los incómodos protocolos burocráticos de recepción se nos compensó con unas
instalaciones de lujo y por las ofertas de los variados y exquisitos platos de su buffet
libre. El distintivo de la pulsera nos
garantizaba el consumo gratuito de caldos y copas que se sirvieran en comedor, cafeterías y salón de baile.
Amaneció un sábado soleado y tras el desayuno
pusimos rumbo a la ciudad fundada por el
cartaginés Asdrúbal el Bello en el año 227 a. C. Nos esperaba Ramona, una
guía local, muy profesional que supo combinar lugares de la llamada “Roma de las cinco colinas” con las construcciones modernistas de la calle
Mayor, centro de
la vida cívica y comercial de la ciudad. Logró que cambiáramos la idea de ver una ciudad con sabor a cuartel, redes y escombros mineros, a contemplar una capital con edificios
emblemáticos, modernas Facultades, Escuelas Técnicas Superiores de Ingeniería rescatadas de viejos cuarteles,
lonjas derruidas y Baterías de Costa abandonadas. Nos explicaba
Ramona que después de pasar la ciudad por una crisis profunda, hoy su principal
ingreso es el turismo, y son ya más de 250 cruceros los que cada año atracan en su puerto. Completa el presupuesto
de la ciudad su refinería, considerada la mejor de Europa, y que almacena la mitad de combustible, materias primas y productos
finales, que consume España. No hay que olvidar el Arsenal Militar de Cartagena, base del apoyo logístico para los buques e
instalaciones de la Armada en el Mediterráneo, y la base de la flotilla de
submarinos de España.
No
se puede hablar de submarinos ni de Cartagena sin pasar por el museo de Isaac Peral, científico marino, teniente de navío de la
Armada e inventor del primer submarino torpedero de propulsión eléctrica. Con
un presupuesto de 25.000 pesetas de las
del año 1886, pudo construir un innovador
submarino de casco de acero, conseguir una
cota de inmersión de 30 metros y añadir un tubo lanzatorpedos. A pesar de los éxitos conseguidos en las
pruebas de la nave, una campaña de desprestigio le llevó a solicitar la baja en
la Marina, falleciendo a los 45 años en Berlín a causa de un cáncer de piel.
Tras un relajado
y selecto almorzar en el hotel, volvimos por la tarde a Cartagena para “vivir las secuelas” que una
guerra fratricida dejó en una ciudad cuya desgracia fue que un 17-09-1936, la flota republicana estaba atracada en su
dársena y que sirviera durante el conflicto bélico para desembarcar material bélico y de
avituallamiento del bando perdedor. Revivimos
los efectos que sufrieron sus habitantes
ante los bombardeos constantes de la aviación
franquista sobre la ciudad y su bahía. Cómo a
través de la Junta de Defensa Pasiva, los sindicatos y agrupaciones vecinales se organizaban para la construcción de refugios destinados a la
protección de la población civil. Entramos en el célebre refugio antiaéreo de la calle Gisbert, uno de los muchos que existían en la ciudad, donde llegaron a refugiarse más
de 5.500 personas en prolongada
permanencia. En ascensor subimos al castillo de la Concepción, una
construcción medieval del siglo XIII o XIV enclavada sobre el cerro del mismo
nombre, desde donde empleados
documentados, nos mostraron una buena
panorámica de la ciudad, los proyectos de rescate del enterrado Teatro Romano, y otras construcciones
de la antigüedad. De
vuelta al hotel pasamos del comedor al salón de baile para saborear “la última
copa” y aliviar las emociones con la calmada voz de su animadora.
En
la mañana del 9 de Octubre, salimos hacia Elche no sin antes, Aureli, (ante
los silencios del inexperto guía), nos
ilustraba sobre la historia que encerraban
los paisajes por donde pasábamos. Nos comentó que el Palmeral de Elche,
fue creado por los musulmanes fundadores de la ciudad. Con sus más de 200.000
ejemplares, es el más grande de Europa, declarado por la Unesco en el año 2000,
Patrimonio de la Humanidad. Nos deseó un
feliz día de sant Donís a través de unas
albaes que había compuesto, y que Maite con su privilegiada voz puso alma. Visitamos la célebre basílica de santa María
centro de la representación del drama sacro-lírico religioso “El Misteri
d’Elig” que recrea la Dormición, Asunción y Coronación de la Virgen María. Se
conmemora el hallazgo en 1370 de la imagen de la Virgen en Santa Pola,
representación ininterrumpida hasta la
actualidad.
Nos dirigimos a Santa Pola para tomar el catamarán que nos llevaría
a la isla de Tabarca, no sin antes
pasear por el centro urbano para ver el
castillo y la capilla de la Virgen de Loreto.
Embarcamos
hacia Tabarca, oficialmente llamada: “La isla Plana o Nueva Tabarca” de origen
romano porque se han recuperado ánforas y materiales de aquella
época . Tardamos media hora en recorrer
los 8 km que la separan de Santa Pola, la isla más grande de la
Comunidad Valenciana y la única habitada (59 habitantes en 2013). Recorrimos
“su único paseo de 1800 m de larga”, tiendas de subvenir y la restauración de la iglesia de san Pablo.
El restaurante Los Pescadores nos esperaba
para degustar su célebre “caldero de gallina” pescado sabroso y propio de la
isla como plato principal. Antes, para entonar los cuerpos, sirvieron entrantes
de pescadito, calamares y ensalada valenciana y cuando ya esperábamos los postres, excelentes, aparecieron
unos platos de arroz a banda dignos de ese menú “extra” con que el Ateneo acostumbra a sorprendernos.
De regreso a Santa
Pola tomamos el autobús para iniciar el camino
de vuelta a “la pàtria chiqueta”. Tras el
alto “logístico” reglamentario en Fuente
la Higuera y entre sorbos de la ya “tradicional”,
copa de mistela, Aureli nos fue
informando sobre los proyectos que baraja el Ateneo para la próxima salida.
Las
felicitaciones y agradecimientos se alargaron hasta divisar la Torre “negra i moruna”, momento
oportuno para que Maite entonara el
himno a Paterna y que juntos coreamos. Os esperamos en la próxima.
Félix
Garrido Gil.