Des de 1980/81 treballant per la Cultura en general, la Valenciana i especialment la de Paterna.



jueves, 26 de septiembre de 2013

Excursión de Otoño 2013


Os incluimos aquí la cronología completa de la excursión, que nos ha hecho llegar nuestro amigo y socio Félix Garrido Gil.


Para ver mas fotos pinchar AQUI.


Los viajes que organiza el Ateneo son conocidos en Paterna por los socios y por los que sin serlo saben que en primavera y otoño este centro cultural programa unas excursiones como otra forma de enseñar y divertir.

El 12 de septiembre a las ocho de la mañana  se dieron cita 41 socios para iniciar la excursión de otoño por tierras andaluzas. Jaén, Huelva, Córdoba, Sevilla, Cádiz y Jerez, son ciudades andaluzas con estatus histórico, en las que se fusionan a lo largo del tiempo las culturas de los pueblos íberos, celtas, fenicios, cartaginés, romanos y musulmán.

Después del clásico almuerzo en Honrubia, nos dirigimos hacia Andujar en la provincia de Jaén. Una ciudad  histórica dividida por el Guadalquivir y que por su rica vega, fue centro de batallas entre moros y cristianos. La Romería de la Virgen de la Cabeza, el salmorejo, el paté de perdiz y el lomo de tinaja,  regados con vino de la tierra, hablaban de las principales características culturales y gastronómicas que definen a esta ciudad jienense.

Un mal traspié necesitó de la atención en urgencias de nuestra amiga Rosario. Su cuidado nos obligó a perder unas horas, tener que variar lo programado para ese día y dirigirnos directamente al hotel Meliá en Sevilla.

El viernes día 13, nos esperaba Antonio a la puerta del hotel. Un simpático y entendido guía sevillano, que  nos mostró los rincones típicos de una ciudad que por su  patrimonio histórico y monumental la convierten en la tercera capital más turística de España. Visitamos la Plaza de España, La Catedral (con la Giralda), el Alcázar, el Palacio Real la la Torre del Oro, Patrimonios de la Humanidad. Paseamos por el típico Barrio de Santa Cruz, parque de María Luisa tan  tatareado en zarzuelas que recuerdan al don Juan de Zorrilla.


Nos trasladamos al Rocío, esa ciudad almonteña célebre por su santuario a la Virgen, donde el restaurante “Isidro” nos sorprendió con un típico menú andaluz: “pescadito frito, sopa y carrillada rociera.” Sentimos en los píes lo que los romeros llaman el “polvo del Rocío” y en el cuerpo los sofocos de los cuarenta grados de “calor pegajoso”. Pasamos a visitar el santuario y saludamos  a la Virgen del Rocío con una “salve rociera” que en la voz de Mayte hizo callar y emocionarse a todos los peregrinos. Aunque el día había pasado factura, aún hubo fuerzas y ganas para que después de cenar, las chicas “jóvenes”, contrataran unos coches de caballos para conocer el embrujo de la noche sevillana.

El sábado nos dirigimos a Jerez donde nos esperaba Mari Carmen, dispuesta a mostrarnos la ciudad, reconocida como ”Bien de Interés Cultural” . Hicimos una visita panorámica desde el autobús, pasamos por la Basílica de la Virgen de Merced, patrona de la ciudad. Convento de clausura de Las Reparadoras, de estilo neomudéjar. Vimos la catedral, una construcción del siglo XVII que aúna los estilos gótico, barroco y neoclásico y se alza sobre parte de los restos de la primitiva Mezquita Mayor de Jerez del siglo XII. No pudimos entrar dentro porque se estaba celebrando la misa de la Coronación de la Virgen.

La comida la teníamos programada en Cádiz (Gádir en grafía fenicia) "castillo", "fortaleza”. Una ciudad marcada por su estratégica situación militar y comercial, a caballo entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. Un surtido “buffet libre” nos permitió “engañarnos” aunque el “pescadito frito” la ensalada y el helado fueron los platos preferidos. Paseo por la playa y recorrido panorámico por la “Tacita de Plata”. 

Atracado en el puerto pudimos contemplar el novedoso buque “Carlos Iº ” de asalto anfibio de la Armada Española. Es la nave de mayor tamaño y tonelaje que haya tenido la Armada Española en toda su historia. Posamos ante el  “Monumento al Sitio y Cortes de Cádiz” levantado con motivo del centenario de la Constitución de 1812,  texto constitucional que logró poner los cimientos de un nuevo orden político y social en España.

Visitamos  la Catedral de Cádiz, sede episcopal de la diócesis de Cádiz y Ceuta. Los 116 años que tardó su construcción explica la mezcla de estilos: barroco, rococó y neoclásico. Rumbo a Sevilla, cena ligera, descanso reparador para unos y paseo por el “Puente de Triana” para las más valientes.

El domingo recuperamos la visita a la Mezquita de Córdoba, propuesta para el primer día, y allí nos esperaba un simpático, sabio  y original guía que a través de unas laminas, nos explicaba lo que más tarde íbamos a ver. Entre “chascarrilos”  y curiosidades consiguió atraer nuestra atención para  contemplar  “La Catedral de la Asunción de Nuestra Señora” el nombre eclesiástico de la Catedral de Córdoba, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Se comenzó a construir en el 786 y a lo largo de sus cuatrocientos años fue objeto de cuatro ampliaciones. En 1238, tras la Reconquista, se llevó a cabo la reconversión de la mezquita en una catedral católica con la ordenación episcopal de su primer obispo, Lope de Fitero.

Hoy constituye el monumento más importante de Córdoba y de toda la arquitectura andalusí, junto con la Alhambra. La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: un bosque de 1.300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores. La capilla Mayor, el coro y el trascoro, forman el núcleo principal de la Mezquita-Catedral.

Con el último chascarrillo se despidió nuestro amigo José Julio: “Si tenéis que comprar un crucifijo, comprarlo de la marca “INRI” que son los más conocidos” 


Camino hacia Valencia paramos a comer  en el restaurante Mirasierra de  Baños de la Encina, provincia de Jaén, celebre por sus “berenjenas a la miel, sus lomos de bacalao, chorizos de la sierra y su pastel “bienmesabe”. También por su  Castillo. Una fortaleza omeya, construida en el siglo X sobre un pequeño cerro que domina esta localidad jienense.


Seguimos la marcha hacia Valencia, unos con la esperanza de que alguien diera con la tecla justa para poder ver  una película, y otros con ganas de reposar el menú. En ruta y cerca del destino, no faltaron las pastas con la copita de mistela, así como  las palabras de agradecimiento de Pedro por el comportamiento observado, al tiempo que adelantaba que sería la “Tierra de los Conquistadores” el itinerario programado para la próxima excursión de primavera. Hasta entonces, seamos felices.