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Para
los atenienses y simpatizantes amantes de la cultura, se esperaba con
impaciencia la decisión de la directiva sobre los viajes que en otoño y
primavera programan. Es verdad que son
decisiones complejas porque a lo
largo de los casi cuarenta años de vida del Ateneo, quedan pocos lugares
en nuestra “Piel de Toro” por visitar, y también porque son viajes que deben acomodarse
a un presupuesto económico y a los días que los “puentes” nos proporcionan.
Este
año acogimos con agrado que el destino elegido para la excursión fuera la
“Muy Noble, Muy Leal, Fidelísima y Heroica Cuenca”, para visitar el importante patrimonio histórico y
arquitectónico que nos ofrece la ciudad de las “Casas Colgantes”, perdón “Casas Colgadas” como nos rectificaron los guías.
Nos
citamos el día 10 en la explanada de la Torre. Salimos cuando daban las ocho en
el reloj del Calvari. Con anterioridad se nos había entregado un detallado
folleto que respondía a los interrogantes que la edad o curiosidad se
pueden hacer. Iniciamos puntualmente la marcha, no sin antes pedir la protección del Morenet y que Aurelio y Olga nos dieran la bienvenida y nos presentaran a Rafael, el servicial y
prudente conductor.
Hicimos
la primera parada en Requena, para
cumplir con el ritual sagrado del ‘esmorzaret’. Lo definen los clásicos
valencianos como: “Matiz labriego usado por
campesinos de la terreta, necesitados de calorías y descanso bajo un
olivo para soportar la dura jornada”. No hizo falta ni el olivo para degustar tan
sabrosas viandas, aunque echamos en falta en la “picaeta”: los -cacaus del Collaret o del Terreno- no obstante
gracias por esos deliciosos bocadillos
de embutido y por saborear el vino de sus afamadas cepas, fácil para degustar sólo, o como “vi
en llimonà”.
El
cortado, el cremaet y la llovizna sobre los cristales del autobús, ayudaron a recuperar el sosiego, interrumpido por la voz
de Carlos, un simpático, ameno e ilustrado guía local. Una vista panorámica desde el autobús nos presentó la Cuenca moderna hasta dejarnos en el Casco Histórico de la ciudad.
Comentó que con certeza no se conoce su origen, y aunque se cree que arranca en el Paleolítico Superior, no es hasta la conquista musulmana
cuando se construye la fortaleza de Qūnka, que dio origen a la ciudad
actual. La ganadería, la madera e industria textil fue a lo largo de los siglos
la base de su economía y hoy sus 55.000 habitantes viven gracias al turismo, potenciado desde que en 1996 su casco antiguo
fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
Por la mañana visitamos las “Casas Colgadas”,
los “Rascacielos” del barrio de san Martín, el Teatro del Auditorio, el famoso
puente de San Pablo, el puente del Rey y
la Muralla y arco del Bezudo.
Las cuestas nos cargaron las piernas y nada
mejor para reponer fuerzas como el degustar los platos del célebre restaurante el “Coto de San Juan” en plena
plaza Mayor. Unos contundentes
entrantes y como plato estrella una pierna de cordero de la serranía. Tras los
postres y el café, pasamos a visitar la catedral de Santa María y San Julián. Nos la enseñó Guillermo, el nuevo guía
que nos dijo que el fervor religioso de Cuenca surgido desde
la conquista, “la llevó a tener nueve conventos de religiosos, seis de
religiosas, ocho hospitales, veintitrés ermitas y catorce parroquias, además de
los correspondientes Cabildos Sacramentales y varias cofradías”.
En los
escritos donde se cuenta la historia de la Catedral figura que “ El Rey don Alfonso, fizo y ordenó que
la mezquita que los moros avían, mandó a los obispos que la consagraran... e
puso por la suya mano de la Virgen María y san Julián”. En esta época, el estilo
arquitectónico predominante en los reinos cristianos españoles era el románico,
pero la influencia del rey Alfonso VIII determina que se construyera la primera
catedral gótica de Castilla.
Como la mayoría de los edificios religiosos,
ha sufrido muchas transformaciones a lo largo del tiempo. La configuración
actual data de principios del siglo XX, debido al derrumbe en 1902, que determinaron
que fuera del estilo gótico original.
Llama la atención al entrar la gran
luminosidad de su interior que produce
espectaculares efectos, debido a un Transparente (ventana de cristales que ilumina y adorna el fondo del
altar) obra del arquitecto Ventura
Rodríguez (1717-1785).
El autobús nos dejó en la Plaza Mayor, muy
cerca del hotel “Convento del Giraldo” de
“cuatro estrellas”, reformado y rehabilitado al estilo moderno. Cena “ligera y
monacal” que ante la reclamación de Olga sería compensada al día siguiente con
un menú cinco tenedores.
El viernes lo dedicamos a visitar Belmonte y
los Molinos de Viento de Mota del Cuervo. En esta localidad se alzan siete
molinos de viento que en 1967 recibe la denominación geoturística de
"Balcón de La Mancha" por el horizonte que se contempla desde ellos.
Fueron inmortalizados por Miguel de Cervantes en el Quijote
y hoy son emblema de estas
tierras manchegas. De los tres molinos
visitables nos detuvimos en el molino "El Gigante” en el que cada sábado
se realiza la molienda tradicional y donde está instalada la Oficina de
Información y Turismo.
Nos dirigimos a Belmonte. Nos informó Guillermo que sus orígenes se habían
descubierto en 1976 gracias a las excavaciones realizadas en la Colegiata con
motivo del hundimiento del ábside que pusieron al descubierto las ruinas de una
anterior iglesia visigótica del siglo V. Las tres Joyas de la Corona de
Belmonte son el Castillo, el quinto
mejor de España. La colegiata de San Bartolomé declarada “Bien de Interés
Cultural” y la Muralla construida a lo largo del siglo XV, y que parten del castillo de Belmonte.
Comimos en el restaurante Palacio de Buenavista
y además de la abundancia de sus platos, destacamos los calamares con cebolla, las albóndigas, el muslo de
pollo y el coulant de chocolate como
postre.
Visitamos
la Colegiata y entre sus
características curiosas , nos explicó el guía que la sillería del coro data de 1454, y es el primer coro historiado de España. Que en realidad fue construido para el coro de
la catedral de Cuenca, pero al quedarse pequeño se lo vendieron como
madera por 3.000 reales. A instancias del marqués de Villena el papa
Pío II erige la parroquia de Belmonte en colegiata en el año de 1459, para
"que sea digna de la gloria de Dios y del Bienaventurado San Bartolomé a quien está
dedicada”. Esto supone que
existiera un Cabildo, presidido por el
prior, llegando a treinta y dos entre canónigos y prebendados que lo
componían.
Tras el cansancio de tanto recorrido,
regresamos al hotel para disfrutar del relajamiento que proporcionan sus paredes del siglo XV y de una cena con
menú que según el metre, se sirve “en
bodas de grandes personajes”.
El sábado nos desplazamos a San Clemente, el
mayor municipio del sur de la provincia de Cuenca. Dispone de un amplísimo
patrimonio histórico, por lo que fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en
1980,
así como dos monumentos declarados Bienes de Interés Cultural: La Casa Consistorial y la Iglesia de
Santiago Apóstol. Al bajar del autobús, Hugo nos dijo que esperásemos porque
“iba a la casa de tía Angelines para pedirla la llave” de la ermita de
S. Roque. Con “bata de fiesta y alpargatas de domingo” la simpática y enterada Angelines nos informó sobre los usos y costumbres de la
procesión del Santo y de la Virgen del Rus que este año celebra el 50
Aniversario de su Coronación.
Con la alegría propia de una devota de la imagen,
nos decía que la Virgen se procesiona al son de “pasodobles” y si la banda deja de tocar se para la procesión. Visitamos la iglesia de
Santiago Apóstol una vez que el cuerpo de la Guardia Civil festejara con una solemne misa a su Patrona, la Virgen del Pilar. Nos
desplazamos para comer en Honrubia, nos sirvieron un buen menú con entrantes de queso y jamón que por su
excelencia pasamos a la tienda para compartirlo con la familia. Una sopa castellana, un guisado
de cordero y pastel de la casa remataría
el menú.
Camino hacia Paterna, Aurelio, además de felicitar a las
dos “Pilares”, nos informó de las últimas novedades del Ateneo. Destacó la publicación de la revista
número 100, en la que han participado trabajos de prosa y poesía de atenienses y simpatizantes relevantes. Advirtió
que está ya a la venta la lotería de Navidad y terminó dando las “gracias” por la conducta y
puntualidad de los 46 atenienses que han
disfrutado de la Excursión de Otoño.
Hasta la próxima si Dios lo quiere.
Félix Garrido Gil.